jueves, 25 de octubre de 2012

Animal Man nº5: El Evangelio del Coyote

La verdad sea dicha, con este número arranca una nueva etapa en Animal Man y es ciertamente el número que permitió a Grant Morrison salir de su bloqueo creativo y plantear lo que serían 2 años más de historias...pero eso parte de lleno en dos números más, luego de los tie-ins de Invasion!, sin embargo, las piezas principales de lo que sería el resto de esta historia esta comprendida en este número de 24 páginas con full spoilers a continuación.

El Evangelio del Coyote es una obra de arte, como para partir. Es una declaración de principios, pero de principios cuestionables, o principios en nacimiento. Es también una discusión tanto de la realidad como la teología (que no es acaso otra forma de estudiar la realidad con consecuencias mucho más fuertes que la ciencia). Y es en este sentido que esta historia gana, en tanto los números anteriores juegan a mezclar la ciencia como catalizadora de la historia (los laboratorios STAR y sus experimentos), el puntapié inicial de esta historia son las visiones de mundo y como plantearlas, como enfrentarlas, como vivir o morir por ellas.

Tenemos en primer lugar al camionero y a su acompañante que hacía dedo. Juntos ven la vida bajo prismas distintos. Mientras ella busca encontrar un camino que apele al éxito en la tierra y a alejarse de las visiones maternales represoras, el camionero parece haber encontrado un equilibrio en su vida a través del amor, del amor de Billy y de Jesucristo...similar al "todas las cosas son hechas nuevas", nuestro camionero ve el camino hacia delante, tratando de ignorar a los demonios personales de cada uno, en sus casos, cumplir las profecías de la madre de terminar fracasando en los sueños de grandeza de la joven, y la muerte que destroza el amor en el camionero (reflejado en homosexualidad sugerida y el miedo al SIDA tan presente en los 80s).

Animal Man ve otro conflicto, ve como su vida ahora requiere una coherencia mayor con lo que es y siente. Sin embargo Buddy Baker, el hombre de familia, carece de los medios de llevar esta coherencia superheroica a una coherencia familiar en donde las jerarquías no son egoístas como la mayoría de las decisiones superheroicas. La decisión de no comer carne se podría intuir naturalmente, pero como buena historia, no podemos esperar que de un día para otro el padre de la familia busque botar más de la mitad de la comida en el refrigerador. Buddy tiene razones para ser vegetariano, son motivos nobles, pero, ¿tiene motivos para pasar por encima de su familia sin consultarlo? Pensando en su escasas habilidades diplomáticas  pasaría a ser solo un espectador del conflicto principal de esta historia, del demonio/ángel redentor de la historia.





El coyote (o Crafty) es primeramente en esta historia un demonio, una figura horrible antropomórfica que luego de ser horrendamente atropellada, logra recuperar la vida y sus órganos aplastados se reforman así como su existencia. Es un ser inmortal y es un ser maldito. Su existencia en esta tierra responde a su deseo de entregar a su mundo, a su realidad, la paz que se le niega en todo momento. La paz del mundo de Crafty no es nada más que un mundo similar a Looney Tunes, animales atacándose y destruyéndose con el gozo de saber que no hay muerte en ese mundo y que la violencia puede trabajar y operar por siempre. Pero el coyote, como quizás siempre lo deseamos en nuestros adentros al ver sus historias animadas en televisión con risa pero en algunos momentos con compasión, se cansó. Y no solo eso, se abroga la facultad de representar a todos sus iguales como el deseante de una paz que no existe ante su Dios. Dios le ofrece la paz al mundo a través de enviarlo a él al infierno del sufrimiento eterno, su misma vida en nuestra vida, donde la muerte no es suavizada como en las caricaturas, donde aplastar con un yunque a un animal es mutilarlo y destruirlo, donde precisamente donde menos seguridades tenemos y la violencia pareciera ser más seria y más evidente y no menos frecuente.




Es acaso esta mala suerte existencial, estos caprichos del destino, que la aparición de Crafty ante el camionero fuera para él el sinónimo de un mal augurio, del diablo mismo maldiciéndolo primero a través de su amor y luego a través de la muchacha cuya vida terminó en la prostitución asesinada. Como una cruzada dirigida por el Dios de este mundo, el camionero se dispone a destruir al demonio, demonio que acepta sufrir a costa de la paz de su mundo pero que reconoce que este sufrimiento puede ser evitado, un ser que cuestiona la voluntad de su Dios.

El camionero prueba cada una de las técnicas ACME en el coyote demoníaco  cada una con resultados aún más terribles y sangriento, y el coyote, como en las caricaturas sobrevive, vuelve a resucitar, con él la esperanza de cambio. Este comic refleja tan bien esta lucha tan noble y patética y a la vez casi tan azarosa entre este hombre que busca exterminar al mal del mundo, y este animal que busca expiar el mal de su mundo. Este Cristo toonizado contra el judío que cree ver blasfemias se ve interrumpido por nosotros, por nuestra injerencia de la mano de Animal Man, acaso el representante de lo que tenemos esperado al abrir este comic, un superheroe, alguien que vuela, alguien que salva. En esta historia Buddy no salva a nadie, y de hecho su presencia cuando menos es anécdotica y patética en tanto recibe el evangelio del Coyote, la verdad de su sacrificio, pero sin entender nada. Pienso en los sacrificios ignorados, en los que sufren por otros sin nunca hacerse entender, y luego pienso en los animales y como este comic me ha hecho pensar en ellos de otra forma...¿por qué tanto sacrificio? ¿acaso el coyote podrá revelarse contra ese dios tirano? somos nosotros otros dioses tiranos más sobre aquellos que gobernamos o creamos?



Finalmente, como toda tragedia, nuestro cruzado camionero dispara una bala certera, una que entrega muerte, una especial ciertamente hecha de la cruz que representaba todo en su vida, al dispararla de hecho la pierde. Crafty, coyote, la recibe de lleno y con lágrimas se da cuenta que su sacrificio ha terminado, que ha llegado su verdadera muerte y su única compañía es alguien que no entenderá las implicancias de su existencia. Buddy de hecho se queda en silencio. Solo interrumpe nuestro relato la mano de ese dios que le otorga la muerte a su creatura, actuando sobre este otro mundo que no es de caricatura, ¿acaso con potestad sobre todo universo, sea toon o superheroico? Su participación es sutil, otorga la muerte y otorga la sangre. La sangre como símbolo de sacrificio al ser derramada es más clara en la gran pintura, una carretera del Valle de la Muerte, en forma de cruz, con el coyote por fin aceptado y acaso su misión cumplida en redimir a todo un mundo crucificado en un mundo cruel que nunca lo entendió.




La portada de Bolland, acaso una de las mejores de su carrera, toma esta misma idea pero es Buddy el crucificado y el "siendo creado" mientras sacrificado. Esto nos remitirá probablemente a lo que vendrá en Animal Man en números posteriores, pero para efectos de este número Buddy es solo un espectador más, sin idea de lo que es el sacrificio aún y de lo que implica soportar los designios de su creador como si fuera un Job rebelde. El dibujo es muy bueno y cumple con su cometido en generarnos imágenes conocidas en un contexto que provoca repulsión, así como la empatía en los rostros que sufren. En resumen y para terminar, es un número perfecto y uno de los puntos más altos de esta historia que además se puede disfrutar totalmente independiente sin perder nada de su calidad.

La historia termina con un "Hasta luego Amigos!"...

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